Plan Nacional de Lectura

Libros artesanales

Roberto Arlt decía que cuando se tiene algo que decir se escribe en cualquier parte, sobre una bobina de papel o en un cuarto infernal. Los internos que cursan sus estudios secundarios en el penal ubicado en la ciudad de Esquel, Chubut, lo hacen sobre cartón. 



Desde allí, se edita El Rancho, una publicación artesanal con textos literarios propios; una experiencia sobre literatura y libros, pero también sobre economía social, trabajo en red y autogestión que viene cargada de palabras que interpelan al encierro.

“Se quiebra el encierro una vez más con las voces de El Rancho 2012”, anuncian las palabras preliminares a cargo de Nilda Bulzomi, la coordinadora pedagógica del Colegio N° 791 en la Unidad Penitenciaria N° 14.

La revista literaria El Rancho nació en 2009 en el seno del taller literario coordinado por el profesor Gustavo de Vera. En 2012, su cuarta edición trajo una novedad: se encuadernó con tapas hechas de cartón.

La profesora de Lengua 2, Cristina Landeira, coordinó el Taller de Libros Cartoneros, inspirado en la experiencia de Eloísa Cartonera*, que además de la técnica de reciclado del cartón y la encuadernación manual, incluyó encuentros con artistas plásticos que inspiraron distintos trabajos, logrando que cada tapa sea única.

Las fronteras de la literatura y los libros se ensanchan cada vez más y la última edición de El Rancho es un ejemplo de ello. La falta de recursos tecnológicos y económicos (hasta el momento la publicación se sostuvo con el aporte económico del equipo docente y colaboradores de la Unidad Penal), los impulsó a pensar en una alternativa para hacerla sustentable y financiar la tirada con la venta. Además, El Rancho se distribuye de manera gratuita en la Unidad 14 y en otras instituciones educativas locales.

“Queremos que la producción escrita de los estudiantes se convierta en un proceso social que la legitime como práctica cultural en todas sus dimensiones, es decir como proceso productivo económicamente sustentable y proceso creativo disparador de nuevas acciones”, sostiene Bulzomi.

De esta manera, la experiencia, además de promocionar la lectura, se convirtió en un espacio real de trabajo colectivo, hecho significativo, si se tiene en cuenta que el proyecto pedagógico institucional se orienta en la economía social, en el marco del título “Perito Comercial especializado en Administración de Empresas”.

Por otra parte, se articuló trabajo con la Biblioteca Popular Tolkeyén, un valioso intercambio, que de alguna manera introdujo grietas al encierro, y que permitió, además, la gestión de recursos fuera del penal.

Manos a la obra

La coordinadora pedagógica proyecta un panorama futuro y posible: la creación de una Cooperativa de Educación y Trabajo, destinada a la elaboración de libros artesanales dentro de la Unidad Penitenciaria 14. Mientras, dieron los primeros pasos y se entrenaron en el trabajo, que comprendió varios pasos:

Por un lado, la búsqueda y selección de los textos literarios, la vinculación con libros, autores y bibliotecas.

Por otro lado el conocimiento e indagación de formas de edición artesanal y luego manos a la obra: un grupo midió, cortó y dobló el cartón. Otros prepararon la pintura para darle identidad a las tapas, mientras conversaban de colores, diseño, formas y texturas.

Algo novedoso, fue la aplicación de serigrafía, con la guía del artista Pablo Modugno, quien además es el director del colegio. La aplicación de esta técnica permitió que los paratextos de las tapas tomaran formas y colores. En una jornada llegaron a producir hasta 50 tapas.

Los textos se imprimieron en la imprenta del Colegio N° 758 de la ciudad, y una vez listas, se realizó el compaginado, el pegado y por último la revisión de cada una de las tapas para darle mayor prolijidad.

Sueños con Alas, una experiencia mendocina

Tapas de cartones pintadas, hojas unidas con hilos y textos con letra a mano alzada, forman Sueños con Alas. Cuentos y Poemas, una publicación de los alumnos de la Escuela N° 1-449 “Manuel Ignacio Molina” en la ciudad de Guaymallén, provincia de Mendoza.

Los alumnos, junto a la bibliotecaria Mónica Sosa impulsaron además la Editorial Escolar La Media Luna Editorial, utilizando la técnica artesanal de reciclado de cartón.

Se puede encontrar más información en: http://bibliotecaescolarlamedialutejadagomez.blogspot.com.ar/

 

*Eloisa Cartonera, nació en el 2001 en el barrio porteño de La Boca y fue la primera cooperativa editorial y de reciclado. Ha publicado autores como Tomás Eloy Martínez, Cesar Aira, Alan Pauls, entre otros.

 

Un encuentro hermoso, por Jorge Toledo, publicado en El Rancho, Edición 2012

Está por caer la tarde. Miro el reloj. Son las cinco. Falta sólo un rato antes que el encargado cierre el patio con el despreciado “sapo” y el encierro nos adelante la noche. Entonces, como queriendo retener al tiempo, me apuro a tomar unos amargos y disfrutar del aire fresco de la libertad.

Al rincón el Viejo lo acondicionó como para estar solo: una silla, un balde dado vuelta usándolo como mesa. Frente a él tiene varios libros de fábulas y cuentos para niños. Tiene una forma muy extraña de leer, cierra sus ojos como si quisiera memorizar cada letra,  acaricia suavemente las tapas de los libros. Entre página y página se pone de pie haciendo gestos, saluda como si tomara la mano de una reina inclinado con una reverencia. Al Viejo se lo respeta mucho, ya peina canas. Tendrá unos sesenta años aproximadamente. Es muy callado y observador y nunca tiene un problema pero hace unos meses está muy pensativo como si estuviera en otro lado.

Tomé coraje y me acerqué como quien quiere compartir una charla. Le ofrecí un mate y muy despacio, como si no quisiera desviar la mirada de su lectura, lo aceptó. Con voz trancada y amargos de por medio la charla se hizo más intensa uy con un caudal de humanidad que llama la atención. Nos pusimos de acuerdo para compartir todas las tardes el espacio a la misma hora. Después de varios días y muchas pavas de agua caliente me atreví a preguntar:

-Viejo, ¿por qué leés libros para niños?

Él pensó, se tomó una pausa y me dijo:

-Hace unos días recibí una carta de mi hijo. Se llama como yo-, quedó en silencio unos segundos y tragando saliva volvió a contar:

-Soy abuelo de una hermosa niña. El 20 de febrero cumplió un año de edad.

También me cuenta que ya se lanzó a caminar, dando unos pequeños pasitos; como la papilla y comenzó a decir sus primeras palabras: mamá, papá, abu. Él dice que se parece mucho a mi madre, me mandaron dos fotos donde está recién nacida la mocosa, ¿sabés?

Esta carta lo había tocado adentro de su corazón, sintió una gran necesidad de conocer a su nieta pero la distancia era mucha para la familia. Le brillaron los ojos y por su mejilla corrió una lágrima.

Respeté su silencio y le ofrecí otro mate, lo tomó y volvió su mirada al libro como si a través de sus dibujos se transportara.

Rompió esa distancia que nos separó por varios minutos y comentó, que, leyendo, él podía disfrutar de hermosas tardes junto a su princesita en castillos de chocolates, peces voladores, enanos azules y un “te quiero abuelo”.

 

Deja una respuesta