Plan Nacional de Lectura

Poesía, subversión permanente

Hoy se celebra en todo el mundo el Día de la Poesía, fecha instituida por la UNESCO con el objeto de promover este lenguaje, revalorizar la tradición oral y destacar el papel fundante de la palabra,  que nos posibilita explorar nuestra intimidad y aventurarnos en el mundo.



Cada persona tiene su propio discurso permanente, un río perenne y subterráneo que constantemente amenaza desbordarse. La mayoría de la gente le pone diques, pero así y todo a veces su rumor se escucha. La prosa es poesía o nada.

(Ricardo Zelarrayán, fragmento de Posfacio con deudas)

 

De palabras, disponemos. Con este equipaje navegamos y nombramos, en un intento de aproximación a tierra firme, las cosas, los sentires, a nosotros mismos. Sin embargo, la pulcritud del concepto a menudo no es suficiente para decir;  la palabra fuego no quema, la noción “felicidad” no basta para sonreír. Allí desde donde no se puede avanzar, las palabras se hacen poesía, en un esfuerzo por nombrar lo inalcanzable.

He tendido cuerdas de campanario a campanario; guirnaldas de ventana a ventana; cadenas de oro de estrella a estrella, y danzo (Arthur Rimbaud, Iluminaciones).  

“Me gusta referirme a uno de los aspectos de lo poético como el ejercicio de la libertad del lenguaje para expresar nuestras cosas: las que sabemos, las que sentimos, las que no sabemos, las que sentimos y no tienen palabras para ser explicadas”, reflexiona Laura Devetach en La construcción del camino lector.

Lo poético nos arriesga en el camino de la búsqueda; excede a menudo el ámbito de la escritura para proponernos ir al encuentro de nuevos modos de estar en el mundo. “La disponibilidad para percibir o expresarse a través de cualquier arte reside quizás en ser o estar sensible, o sea, en poder dejar libres los sentidos para que cumplan sus funciones de descubridores del mundo. Pero no solamente para procesar datos por la vía racional y práctica, sino a través de la emotividad”, señala en otro fragmento.

La poesía -el arte en general- no debería mutilarse en un sentido único. Lo poético invita a jugar, a irradiar la propia experiencia con nuevos colores y abre una brecha de tiempo en la que confluyen pensamientos, emociones, imágenes.

En la proclamación del 21 de marzo como Día de la Poesía, la UNESCO rescata especialmente el valor de la palabra poética en relación al conocimiento interior de las personas y a la posibilidad de expresarse. “En el mundo contemporáneo hay necesidades insatisfechas en el terreno de la estética que puede atender la poesía en la medida en que se reconozca su papel social de comunicación intersubjetiva y siga siendo instrumento de despertar y de expresión de toma de conciencia”.

Perseguir la palabra justa, es la propuesta. Encontrar y permitir la búsqueda de la voz propia para decir el mundo.

Si la realidad está en alguna parte, está en el lenguaje. La primera tarea del hablado por la poesía ha sido nombrar las cosas, las cosas que no son las cosas sin las palabras. Pienso que  el realmente hablado por la poesía es el que sigue y seguirá nombrando las cosas, es decir cambiándolas, transformándolas continuamente.  La poesía es renovación, subversión permanente.

(Ricardo Zelarrayán)

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