Plan Nacional de Lectura

GEORGE ORWELL Y EL PRIMER GRAN HERMANO DE LA HISTORIA

Un día como hoy, 110 años atrás nacía en Montihari (India), Eric Blair, conocido más tarde como George Orwell, autor de libros emblemáticos como Rebelión en la granja y 1984. Un escritor que usó la ficción para hablar contra el totalitarismo, porque su preocupación inicial era lograr que lo oigan.



“Escribo porque hay alguna mentira que quiero dejar al descubierto, algún hecho sobre el que deseo llamar la atención, pero no podría realizar la tarea de escribir un libro, ni siquiera un largo artículo de revista, si no fuera también una experiencia estética”. Así dicha, la literatura de Orwell, ficción no cabe dudas, pero política, atravesada por su rechazo al totalitarismo y la corrupción.

Si bien, Orwell tiene una extensa producción, son dos, los libros que lo han hecho mundialmente conocido. Rebelión en la granja publicada en 1945 y 1984, que vio la luz en 1949, un año antes de que muriera en Londres. Libros sobre el poder absoluto, no sólo de los cuerpos sino también de las mentes, donde no está permitido pensar de otra manera que la establecida.

“El gran Hermano te vigila, decían las palabras al pie”, (1984). Un superestado que se apoderó de la vida y la conciencia de los ciudadanos. Todo está controlado por la figura del Gran Hermano, que todo lo ve, lo escucha y lo dispone y Winston y Julia, que se rebelan contra ese poder.

“Apenas se hubo apagado la luz en el dormitorio, empezó el alboroto en toda la granja”, (Rebelión en la granja). Cansados de la tiranía de los humanos, los animales establecen su propio gobierno, con los cerdos al mando, por ser los más inteligentes.

Ficción, sí, pero no sólo eso. Para el periodista Roberto Herrscher, 1984 es una parábola futurista escrita 35 años antes de esa fecha: Todo lo que vivió, todo lo que aprendió y leyó y sufrió Orwell está en esa obra maestra de pensamiento hecho ficción”. Cree además que los ensayos y novelas de Orwell plantean más preguntas que respuestas y agrega: “su honestidad intelectual es un llamado – aún hoy – a cuestionar, a cuestionarse, a actuar pese a no tener las preguntas contestadas”.

Cuatro motivos que llevan a la escritura, según Orwell

En un ensayo llamado Por que escribo, Orwell, reflexionaba sobre la actividad de escribir y ser un escritor, algo con lo que fantaseaba desde chico: “quizá desde los cinco o seis años, supe que cuando fuese mayor sería escritor. Entre los diecisiete a los veinticuatro años traté de abandonar ese propósito, pero lo hacía dándome cuenta de que con ello traicionaba mi verdadera naturaleza y que tarde o temprano habría de ponerme a escribir libros”.

Nació en Montihari, India, durante el colonialismo británico, bajo el nombre de Eric Blair y años más tarde, adquirió el seudónimo de George Orwell. Creció en Inglaterra, estudió en el Colegio Eton y en 1922 ingresó en la Policía Imperial de Birmania.
En el ensayo mencionado dice que los temas sobre los que escriben los escritores estarán determinados por la época en que vive y de eso dan bien cuenta sus libros. Por ejemplo de sus días de pobreza e indigencia en París y Londres nació Sin Blanca en París y en Londres en 1933, también Días en Birmania, al año siguiente y Homenaje a Cataluña en 1938, nacido de sus experiencias como colaborador de los republicanos en la guerra civil española y según sus propias palabras “un libro decididamente político”. Otros títulos vinculados a esta época son: Mi guerra civil española, Diario de guerra y Subir a por aire.
Pero mucho antes de esto, él ya pensaba en las palabras y en el lenguaje: “Cuando tuve unos dieciséis años descubrí de repente la alegría de las palabras; por ejemplo, los sonidos y las asociaciones de palabras”, y quizás nunca dejó de hacerlo, o por lo menos, visto a la luz de la historia, eso parecen decirnos sus libros, como también sus ensayos y su actividad periodística.

En cuanto a sus motivaciones para escribir, Orwell creía, que dejando de lado la necesidad de ganarse la vida, había cuatro motivos para escribir prosa, a saber:

1- El egoísmo agudo. Deseo de parecer listo, de que hablen de uno, de ser recordado después de la muerte, resarcirse de los mayores que lo despreciaron a uno en la infancia, etc., etc. Es una falsedad pretender que no es éste un motivo de gran importancia.

2- Entusiasmo estético. Percepción de la belleza en el mundo externo o, por otra parte, en las palabras y su acertada combinación. Placer en el impacto de un sonido sobre otro, en la firmeza de la buena prosa o el ritmo de un buen relato. Deseo de compartir una experiencia que uno cree valiosa y que no debería perderse (…) Ningún libro que esté por encima del nivel de una guía de ferrocarriles estará completamente libre de consideraciones estéticas.

3- Impulso histórico. Deseo de ver las cosas como son para hallar los hechos verdaderos y almacenarlos para la posteridad.

4- Propósito político, y empleo la palabra "político" en el sentido más amplio posible. Deseo de empujar al mundo en cierta dirección, de alterar la idea que tienen los demás sobre la clase de sociedad que deberían esforzarse en conseguir. Insisto en que ningún libro está libre de matiz político. La opinión de que el arte no debe tener nada que ver con la política ya es en sí misma una actitud política.

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