Plan Nacional de Lectura

«Queremos lectores para siempre”

Adultos que lean y trasmitan el placer y el deseo de leer es la clave para la escritora Sandra Comino, que participó de la jornada Para leer con todo.

La escritora Sandra Comino, autora de Así en la tierra como en el cielo, La enamorada del muro y La Casita azul, entre tantos otros, cerró las jornadas del 2014 de Para leer con todo, una propuesta que se inscribe en el trabajo nacional de intensificación de la enseñanza de la lectura en el nivel primario, una acción que lleva adelante el Ministerio de Educación de la Nación.

El último encuentro se realizó en el auditorio que la Fundación Osde tienen en la ciudad de Buenos Aires y de manera paralela, por teleconferencia, llegó a distintos lugares de nuestro país donde hay otras sedes.

¿Qué leemos? ¿Por qué leemos? ¿Por qué leemos lo que leemos? Fueron algunos interrogantes que presentó la autora y que fue contestando desde su mirada de escritora, de mediadora, pero por sobre todo, de lectora. Tal como ella se definió: “soy escritora pero antes soy lectora. Puedo vivir sin escribir pero no puedo vivir sin leer. Leo de a tres o cuatro libros simultáneamente y soy relectora compulsiva. Releo constantemente”.

Acompañada por la coordinadora de la región II del Plan Nacional de Lectura, Silvia Paglieta, la escritora expuso sobre la lectura en su estrecha e indispensable unión con el deseo y puso especial énfasis en los adultos mediadores de lectura.

Compartimos fragmentos de su exposición:

“En mi casa no había biblioteca. Empezó a existir con nosotros. Había adultos preocupados u ocupados en que leyéramos. Sin saber nada de ficción ni de teoría literaria. Había adultos que nos compraban libros. Y como lo dije en muchas ocasiones, mi recorrido lector se construyó en la escuela, en la biblioteca y en la librería donde yo iba una vez por semana a “elegir”.

El adulto en primer plano, jugando un papel central en despertar el deseo por los libros y por la lectura: “la clave para saber qué hacer antes quienes no leen o no descubrieron que leer puede ser placentero. No porque sea autoritario desear que todos lean sino porque leer es un derecho y lo menos que se puede hacer en la escuela es formar y construir lectores que descubran que leer es un placer, no es un slogan, sino una experiencia que nos da felicidad. No queremos lectores ocasionales, queremos lectores para siempre”.

“En cuanto al rol del adulto, no se puede transmitir nada en el otro sin deseo. El deseo es la puerta de entrada para despertar el interés por leer”.

“Soy partidaria de que se lea de todo (de hecho leí mucho texto no literario en mi vida como lectora), pero formar al lector literario, educar el gusto por lecturas literarias es parte de nuestra tarea como mediadores”.

“Es indispensable que el adulto mediador lea y citando a Pamuk, que lo haga con todas las fibras de su ser: “así, despertando ese deseo en ustedes harán que puedan despertarlo en sus chicos, en sus pares, porque aunque suene a slogan, leer también es contagioso. El deseo que a veces empieza en la curiosidad de una temática, por ejemplo. Y de ese modo acceder no sólo a lo que tienen que leer sino a lo que desean leer y en eso incluyo la búsqueda, la elección. No hay deseo si no hay búsqueda. No hay búsqueda sin inquietud. No hay inquietud sin deseo”.

Sandra Comino lleva años recorriendo escuelas, se encuentra con alumnos, docentes y bibliotecarios y ve la situación actual con una mirada analítica hacia atrás, reconociendo la ventaja de que haya libros en las escuelas: “en Argentina tuvimos una gran ausencia de literatura en la escuela en los años 90. Hoy hay políticas institucionales que apuestan a revertir esta falta. Sabemos que hay que trabajar para lograr lectores, que una vez que los libros están hay que leer, como dice Mempo Giardinelli, y también sabemos que la literatura desarrolla la capacidad de sentir (lo dijo Rosenblatt en la década del 30). Sabemos de la lectura reparadora (Petit) Y de la lectura transformadora… miren cuántas cosas sabemos”.

Resalta a su vez que hay que acompañar al mediador para que pueda multiplicar todas esas lecturas y a su vez reconoce que aún hoy, hay docentes que no leen. Ese no leer le preocupa y lo ejemplifica: “voy a escuelas desde hace quince años -desde 2008 con el Plan Nacional de Lectura- y solamente con ver a un grupo me doy cuenta si el maestro es lector. Durante muchos años se delegó la parte de lectura literaria a la bibliotecaria. Vamos avanzando poco a poco pero todavía hay adultos que no leen. Y lo confiesan. Bienvenida esa confesión que no culpa la falta de tiempo. El otro día una maestra me dijo No es falta de tiempo, No me gusta leer. No me engancho, me aburro”.

Ante eso sostiene firmemente que un docente, un mediador, un bibliotecario no tiene ese derecho a no leer.

 

Para entrar a la lectura

A leer se llega leyendo, así lo cree Comino y brinda los argumentos:

“La comprensión y el disfrute van de la mano, sabemos también, que a ambos se llega leyendo. Es indispensable para que la literatura pueda despertar el deseo, que le abramos la puerta a esa capacidad de sentir. Pero en ese espacio íntimo, privado,  la llave para abrir las puertas del deseo es la escucha.

La escucha que nos lleve a saber por qué no leemos, qué ha pasado en la historia nuestra de adultos que hace que no nos guste leer. La conversación entre pares puede llevarnos a ese espacio”.

Cree necesario abrir espacios, no solamente con los chicos, sino leer entre pares: “leer con otros, conversar, intercambiar, recorrer. Un libro hace de puente a otro”.

Y agrega: “Hasta un adulto va a un libro con ayuda de alguien que le habla de él, ya sea una reseña, un comentario bueno o malo. La curiosidad acerca de un determinado libro, hay algo que nos interesa en el relato de alguien que habla de un libro que hace que nos acerquemos a él. Después capaz no nos gusta. O al revés. Llegar a un libro porque alguien dijo algo malo, ya sea para comprobarlo o para refutarlo”.

Reconoce de esta manera que hay distintas puertas de entrada a los libros y a la lectura y sostiene: “Hay que entrar, no hay tiempo que perder”.

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