Plan Nacional de Lectura

Albert Camus, y el sentido del absurdo

Un 7 de noviembre de 1913 nacía Albert Camus, considerado uno de los pensadores más importantes del siglo XX.



Hace 100 años, en Argelia, nacía un novelista, ensayista y dramaturgo considerado uno de los pensadores más importantes del siglo XX.  Por medio de su “filosofía del absurdo” supo reflejar la sensación de alienación y desencanto de las posguerras junto a la afirmación de las cualidades de la dignidad y la fraternidad humana.

“Personalmente, no puedo vivir sin mi arte. Pero jamás he puesto ese arte por encima de cualquier cosa. Por el contrario, si me es necesario es porque no me separa de nadie, y me permite vivir, tal como soy, a la par de todos. A mi ver, el arte no es una diversión solitaria. Es un medio de emocionar al mayor número de hombres, ofreciéndoles una imagen privilegiada de dolores y alegrías comunes. Obliga, pues, al artista a no aislarse; le somete a la verdad, a la más humilde y más universal. Y aquellos que muchas veces han elegido su destino de artistas porque se sentían distintos, aprenden pronto que no podrán nutrir su arte ni su diferencia más que confesando su semejanza con todos”.

Con estas palabras, recibió el premio Nobel de Literatura Albert Camus. Corría el mes de diciembre de 1957 y él tenía 43 años. Apenas cuatro años después lo esperaría la muerte en un trágico accidente de auto por una ruta francesa.  Como legado, dejó obras como «El extranjero» (1942), «La peste» (1947) y «La caída» (1956).

Había nacido el  7 de noviembre de 1913 en una familia de colonos franceses. Su madre, que era analfabeta y casi totalmente sorda, fue quien enseñó el español y el catalán, idiomas que dominaba perfectamente. Al año siguiente de su nacimiento, su padre fue convocado a las filas en la Primera Guerra Mundial y herido mortalmente en la Batalla del Marne. De él, Camus sólo conservaría una fotografía.

“Indudablemente, cada generación se cree destinada a rehacer el mundo. La mía sabe, sin embargo, que no podrá hacerlo. Pero su tarea es quizás mayor. Consiste en impedir que el mundo se deshaga. Heredera de una historia corrompida —en la que se mezclan las revoluciones fracasadas, las técnicas enloquecidas, los dioses muertos, y las ideologías extenuadas; en la que poderes mediocres, que pueden hoy destruirlo todo, no saben convencer; en la que la inteligencia se humilla hasta ponerse al servicio del odio y de la opresión—, esa generación ha debido, en sí misma y a su alrededor, restaurar, partiendo de amargas inquietudes, un poco de lo que constituye la dignidad de vivir y de morir”, escribió.

Su fama comenzó alrededor de 1942, cuando  se publicó su novela corta “El extranjero”, ambientada en Argelia.  En este libro se narra la historia de Meursault, un hombre que encarna un sentimiento de profunda apatía por todo lo que lo rodea: ni el matrimonio, ni la amistad, ni la superación personal, ni la muerte de una madre; nada tiene importancia para él. Sin motivo aparente, mata a un hombre y es juzgado por eso. Pero inmediatamente el proceso se envuelve en lo absurdo y Meursault, considerado un monstruo sin alma, no acaba siendo condenado por el brutal asesinato, sino por haber enterrado a su madre sin derramar ni una lágrima.

A lo largo de su obra, este escritor promovió la llamada “filosofía del absurdo”, a través de la que estableció que los esfuerzos realizados por hombres y mujeres para hallar el significado del universo fracasan debido a que no existe tal significado, al menos en relación al ser humano.

Según Camus, la inexistencia de un sentido supremo en la vida de las personas es una situación de alegría y no de desolación porque de este modo, cada persona es libre para moldear su vida y construir su propio porvenir. "Aceptar el absurdo es la única alternativa admisible al injustificable salto de fe que constituye la base de todas las religiones", sentenció.

Si bien a primera vista la filosofía del absurdo que propone Albert Camus puede parecer deprimente, él creía que sólo asumiendo el sinsentido de la vida, el hombre podría vivir lo más plenamente posible. “Se trata de reconocer que no hay dios, ni plan, ni destino que organicen el universo: sólo hay vida y hay muerte”.-

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