La literatura puesta con otras disciplinas como el deporte, la filosofía, las ciencias naturales y la matemática, a partir de un encuentro entre los escritores Eduardo Sacheri y Guillermo Martínez, la escritora Paula Bombara y el filósofo Dante Palma (PARTE 2).
En el marco de las actividades de cierre de año del Plan Nacional de Lectura, se llevó a cabo la mesa Literatura Entramada, un espacio que sirvió para pensar a la literatura en relación con otras disciplinas, la transversalidad de la lectura en esa diversidad y cómo abordarlas de manera conjunta en las escuelas.
Sacheri, Martínez, Bombara y Palma indagaron en las distintas aristas que se juegan en lo literario; un recorrido al interior de los textos y sus autores que propone nuevos modos de leer.
BORGES Y LOS ENIGMAS
Literatura y Filosofía, Dante Palma:
“Creo que hay un vínculo, un ida y vuelta entre la filosofía y la literatura desde el punto de vista de Jorge Luis Borges. Algunos de sus cuentos pueden servir como introducción para algunos de los grandes problemas de la filosofía y a su vez, como contrapartida, el autor utiliza la filosofía para hacer literatura”.
Palma explicó cómo, en sus clases en la universidad propone la clave filosófica como posible hilo de lectura para acceder a los textos: “A veces me enfrento a alumnos que todavía temen leer a Borges porque su lectura no es fácil y es difícil comprenderlo, entonces intento entrar a algunos problemas filosóficos a través de los cuentos”, señaló y compartió algunas de esas huellas de lectura.
“El problema de la libertad se puede abordar desde el cuento Utopía de un hombre que está cansado. Allí, el protagonista realiza un viaje y se encuentra con un hombre que, se descubre, es del futuro. Un futuro signado por la pérdida de la identidad; se busca generar una igualdad que haga olvidar la particularidad de cada uno”.
Palma indicó que en este texto aparecen una serie de elementos que tienen que ver con una sociedad igualitaria en un sentido estricto, que Borges presenta como una utopía. “No existe la muerte natural -porque es voluntaria-, las casas son todas iguales, la gente se viste igual -ya no tiene nombre, porque todos se llaman alguien-, en la escuela se enseña a olvidar. Se presenta como una utopía pero sería una distopía: el peor de los universos posibles”.
Palma esbozó otros problemas filosóficos que pueden rastrearse en Borges, como la existencia del mundo exterior (en El jardín de los senderos que se bifurcan), la existencia de otros mundos (en La biblioteca de Babel), el problema del lenguaje.
“Para la filosofía es un gran tema la existencia de la lengua perfecta, aquella que pueda describir la realidad tal cual es. Hay muchos escritos de Borges que ponen en crisis esta pretensión, como La escritura de Dios, El idioma analítico de John Wilkins, Tlön, Uqbar, Orbis, Tertius”.
Por último, discutió la hipótesis –sostenida por algunos autores- de que en Borges haya un sistema filosófico detrás. “Yo creo que no, que no tuvo esa intención. Si confrontamos distintos textos nos daríamos cuenta de que es, al menos, un filósofo contradictorio. Creo que en Borges hay un juego: el de la literatura. Él utiliza la filosofía para hacer cuentos”.
Literatura y Matemáticas, Guillermo Martínez:
“En la obra de Borges aparecen alrededor de 180 citas matemáticas y hay evidencias de que él consultó libros vinculados a la matemática”.
Martínez analizó algunos modos en que Jorge Luis Borges utiliza la matemática como operación literaria, ya sea para añadir una nueva clave de sentido o una nueva dimensión. “Es interesante ver cómo trasmuta esas ideas matemáticas en aportes originales para sus ficciones”, adelantó el autor e invitó a repasar esto en tres emblemáticos cuentos:
El Aleph: “Ustedes recuerdan que en este cuento, el personaje Borges encuentra una pequeña esferita en un momento de la historia, que contiene todas las imágenes del universo. Él dice que el Aleph es, en la teoría de las cantidades, el nombre que se le da a los números transfinitos –en realidad, al primer conjunto infinito- y dice: en el que el todo no es mayor que alguna de las partes.
Esa es justamente, en matemática, la definición de un conjunto infinito, un conjunto donde hay una parte que es tan grande como el todo, que en principio parece una paradoja, casi un juego de palabras. Es, de algún modo, una contradicción al principio aristotélico según el cual el todo es mayor que las partes y por eso me parece que es un aporte interesante para introducir la noción de infinito. Borges dice la aplicación de este nombre al disco de mi historia no es casual; es decir, subraya que tiene un sentido esta vinculación con la idea matemática porque justamente, la esferita es una parte, un pequeño objeto del universo perdido en un sótano que lleva la información del todo, del mismo modo que un espejo en una sala es un objeto que puede copiar el todo. Esto abre la posibilidad de pensar con los chicos en los objetos llamados recursivos –aquellos que guardan en una parte la información del todo- por ejemplo en biología, la célula, un número periódico y partir de ahí pensar variantes de esta idea.
La otra curiosidad que tiene introducir al infinito de esta manera es que hay otro texto de Borges donde el propio Borges muestra cómo en los números infinitos, los números naturales, hay una parte, que son los números pares, que es equivalente a la totalidad. Basta sentar al 1 en la silla del 2, al número 2 en la silla del 4, al número 3 en la silla del 6 y así sucesivamente y no queda número sin silla ni silla sin número, es decir hay tantos números naturales como números pares.
Esto muestra de alguna manera cómo Borges trata la operación literaria: necesita introducir un objeto fantástico en un contexto realista y entonces lo rodea de ideas afines”.
– La biblioteca de Babel: "Aquí aparece en primer plano la idea de la biblioteca total y hay, al principio del cuento, un detalle que para un lector que no conoce algunos temas de la matemática pasa inadvertido, dice que un bibliotecario está en la búsqueda de un catálogo de los catálogos. Es una frase que dicha así, sin saber a qué se refiere exactamente, se pierde uno de los sentidos, que es un sentido muy hermoso, muy poético, porque es una variación de lo que es la paradoja de Russell. Russell, a principios del siglo XX, muestra una paradoja en la teoría de conjuntos que provoca una crisis muy grande en los fundamentos de la matemática y lo muestra de una manera muy simple dentro de lo que se llama la teoría de los conjuntos intuitiva. Para explicar esa paradoja, Russell hace dos adaptaciones. Una es la del barbero: el barbero de un pueblo afeita a todos los hombres que no se afeitan a sí mismos; entonces ¿el barbero debe afeitarse a sí mismo o no? Si se afeita a sí mismo cae en el grupo de los hombres a los que no puede afeitar; si no se afeita a sí mismo debe afeitarse porque es uno de los hombres a quien debe afeitar. Es decir, que el barbero no puede afeitarse ni no afeitarse a sí mismo. Esa misma cuestión se reproduce en muchos otros contextos y una versión es justamente el catálogo de los catálogos que es imposible de concebir un poco por lo mismo: hay catálogos que se listan a sí mismos como uno de los títulos (por ejemplo, el catálogo de todos los libros en castellano) y hay catálogos que no se listan a sí mismos (por ejemplo, el catálogo de todos los libros de biología). ¿Qué pasa con el catálogo de todos los libros que no se listan a sí mismos en el catálogo? ¿Deben listarse o no deben listarse? Es exactamente la misma idea.
Hay ahí una especie de perla perdida que sin esta valoración me parece que es difícil de valorar en sí misma.
Otro tema interesante, es contar los volúmenes de La biblioteca de Babel; Borges da una cantidad de datos precisos de cómo están escritos los volúmenes y se han hecho muchos trabajos intentando contar la cantidad de volúmenes.
Un tercer tema matemático que aparece en este cuento es la idea que aparece en una nota al final; dice que una amiga de él hizo la observación de que al final toda la biblioteca es una construcción inútil, porque bastaría un único volumen para contener todos los libros, un vademecum de hojas sedosas que se desdoblan infinitamente.
Esa idea es el germen de lo que después es El libro de arena, y es una construcción matemática muy sencilla que tiene que ver con los números fraccionarios y esas hojas que se desdoblan infinitamente son números fraccionarios entre cero y uno. En El libro de arena queda todavía más clara esa idea. El vendedor de biblias cuando le da el libro le dice que busque la primera página, el personaje Borges en el cuento intenta abrirla y siempre se interponen otras páginas".
– La muerte y la brújula: "Hay varios planos, el plano filosófico, religioso, hay una mezcla de elementos muy original y hay un detalle, una especie de primera solución que tiene que ver con los puntos cardinales, y al momento final, plantea otra variante donde se puede partir hacia una discusión que tiene que ver con que las series lógicas no tienen una solución única y además de la solución que propone Borges, hay otras soluciones posibles”.
- LAS TRAMAS DE LA LITERATURA
- El autor del día: Juan Rulfo