¿Por qué la escuela separa arte de literatura? ¿No es acaso la literatura un arte hecho en base al lenguaje, a silencios y palabras? ¿Y cómo es que no lloramos frente a un noticiero pero si lo hacemos con un personaje de una historia de ficción? Con estos y otros interrogantes se presentó la escritora Liliana Bodoc, en el segundo encuentro de “Leer con todo” que se realizó esta semana.
“Somos seres poéticos, todos, todos nosotros. Mucho más de lo que nos imaginamos. Lo que más nos duele, lo que nos sangra, o dicho de otro modo, nuestra condición mortal, ni más ni menos, es aquello que sólo podemos expresar a través de la poesía. Por eso es tan importante que un chico lea literatura, que lea una metáfora”, aseguró Liliana Bodoc en la conferencia que dio el martes pasado en el auditorío de la Fundación Osde, en el marco del segundo encuentro de “Leer con todo” impulsado por la Dirección de Primaria del Ministerio de Educación, con el apoyo del Plan Nacional de Lectura.
“Es muy importante defender el lugar de la lectura literaria en la escuela y el rol que los mediadores cumplen en este sentido”, precisó la autora de “Los días del venado”, “El espejo africano” y “Presagio de carnaval” entre otros títulos y cuestionó: “No se entiende por qué todavía en las escuela se separa arte de literatura, ¿acaso la literatura no es arte hecho a base de silencios y palabras, un arte que utiliza el lenguaje como materia prima?”
“¿Por qué no lloramos frente a las noticias pero sí lo hacemos en el cine o leyendo una novela? ¿Por qué nos conmueve tanto la muerte de un personaje de ficción? Es un fenómeno sociológico que no tengo del todo claro; pero lo que sí puedo decir es que como seres humanos no podemos darnos el lujo de perder la ficción, de perder la literatura, porque es ese espacio artístico el que nos permite más fácilmente conectarnos con la emoción y con la empatía”.
“Cuando me preguntan sobre la calidad de lo que se lee, de lo que lee un niño, siempre respondo que prefiero que sea un buen cuento, aunque sea uno solo, a montones de páginas de un texto no literario. Es que en este punto, cantidad no es calidad, así como cien hamburguesas no hacen un plato de sopa de la abuela. Y sé que es difícil sacar a los chicos de la computadora y de los jueguitos, seguramente lo es, pero también sé que lo que devuelven los ojos de un niño que atravesó por primera vez una experiencia artística no tiene parangones, con nada de nada”; enfatizó Bodoc.
Sobre los valores que puede transmitir un texto y en relación al abanico de temas que puede tratar la literatura infantil; la escritora santafesina ahora radicada en San Luis, señaló: “lo opuesto a la obviedad, lo opuesto al panfleto es el arte; y esa sí que es la transmisión de valores que me interesa. No la de la moraleja o la enseñanza final que, muchas veces, provoca en el lector el efecto contrario”.
“Con respecto a los temas que puede abarcar la literatura infantil, yo diría que todos. Sí. Se los decimos todos. La muerte, las pérdidas, el dolor del prójimo, todo; porque ese prójimo de ficción, ese prójimo “de mentiritas” que está ahí en las páginas de un libro que puede cerrarse si se quiere, ese prójimo siempre enseña”, puntualizó Bodoc y recomendó a la escritora brasileña Lygia Bojunga “porque no le tiembla el pulso para escribir” y porque según ella misma dijo, escribe para los chicos de las favelas “sobre situaciones que a ellos les suceden”.
“Por supuesto que también hablamos del juego, las mascotas, los amigos, nos reímos; en fin, no quiero hacer de esto una apología de la literatura del dolor para la infancia, ni mucho menos. Pero sí me refiero a este asunto porque muchas veces surge el dilema sobre si dar a leer o no ciertos temas a los chicos”, explicó.
A la hora del intercambio y mediante la videoconferencia, llegaron preguntas de docentes de Salta, Chaco, Mendoza y Santiago del Estero. En este espacio, uno de los temas que se planteó fue el de la regionalización de la literatura porque uno de los maestros comentó lo difícil que se le hacía leer un texto que hablaba de los subtes con chicos de zonas rurales de Santiago del Estero.
Sobre esta cuestión, Bodoc respondió: “Cuando se abre el debate sobre si universalizar la literatura o regionalizarla, yo siempre digo que es necesario que los chicos tengan una literatura que hable como ellos, de sus lugares, de sus costumbres. Una literatura que los referencie. Pero así como es importante que exista una literatura “espejo” también debería, en la medida de lo posible y de los tiempos con los que se cuentan, que haya una literatura “ventana”, que les permite ver o pensar otras realidades. Desde mi punto de vista, entiendo que siempre hay que priorizar la literatura regional, los autores propios; pero a su vez, dejar el espacio al otro, a la diversidad. Al fin de cuentas la literatura también es eso, la aceptación de otros mundos posibles”, finalizó.-
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