Plan Nacional de Lectura

Ficción y realidad, dos caras de una misma literatura

Un 6 de enero de 1943 nacía en Mar del Plata, Osvaldo Soriano. Escritor, periodista, retrató con su pluma la realidad de nuestro país.



Primero fue periodista, en los años 60 escribió en Primera Plana, Panorama y La Opinión. En 1973 debutó en la literatura, con su novela Triste, solitario y final. Nunca dejó de ser escritor, ni tampoco periodista, hasta que un 29 de enero de 1993, cuando tenía 54 años, murió por un cáncer de pulmón.

“En la escritura de Soriano hay una vitalidad contagiosa, que incentiva, sacude, pone en movimiento”, dice Ángel Berlanga en el prólogo de Cómicos, tiranos y leyendas, una serie de artículos periodísticos donde el autor escribe de futbolistas, boxeadores, militares, políticos, de escritores como Cortázar, Onetti, Dal Masetto, entre muchos otros.

En 1976, con el golpe de Estado se exilió en Europa, primero en Bélgica y luego en París, hasta 1984, cuando regresó al país. Allí, junto a Julio Cortázar participó de la redacción de la publicación Sin Censura, que dio cuenta de la situación argentina durante la dictadura militar.

Durante el exilio publicó No habrá más penas ni olvido (1978), llevada al cine por Héctor Olivera y ganadora del Oso de Plata en el festival de cine de Berlín y Cuarteles de invierno (1980), llevada al cine dos veces y considerada la mejor novela extranjera en Italia en 1981.

“Acabo de hacer las valijas y voy a despedirme. La televisión francesa ha mostrado esa noche al general Videla al salir de misa, sonriente, pañuelo al cuello, ulceroso –dicen- de tanto deber cumplido. Los impacientes desestabilizan, el flaco general confiesa pecadillos en una iglesia de Barrio Norte. El trío conspira, Videla respira. El sol sale para todos”, en Encuentros con gente de talento. Bocetos de París, publicado en Humor en mayo de 1984 y recogido en Cómicos, tiranos y leyendas.

Soriano fue reconocido en el exterior y sus novelas traducidas a varios idiomas: inglés, francés, italiano, alemán, portugués, sueco, noruego, holandés, griego, polaco, húngaro, checo, hebreo, danés y ruso.

En 1986 apareció A sus plantas rendido un león, y le siguieron Una sombra ya pronto serás en 1990 (también llevada al cine por Héctor Olivera), El ojo de la patria en 1992 y La hora sin sombra en 1995.

Al regresar al país, trabajó en el diario Página 12 y fueron célebres sus contratapas. Juan Forn destaca: “desde junio de 1991 hasta su muerte, Soriano usó su Llamada Internacional para editorializar sobre el país, desde el más vitriólico de los absurdos, mirando la argentinidad menemista desde el otro lado del telescopio”.

“-Leí el discurso del Presidente sobre el hombre ecológico y ahí nomás le dije a mi mujer: “yo me hago menemista” y al Contreras que tengo de corresponsal en Buenos Aires lo echo de una vez por todas.

-Contreras es una palabra que ya no se usa, le aviso.

-¿Cómo llaman a los opositores de Menem?

-Delincuentes y forajidos.

-Forajidos…es una linda palabra ¿no? ¿Qué quiere decir?”

Fragmento de Lascivos y forajidos, Página 12, 6 de octubre de 1991.

 

De sus textos periodísticos se publicaron libros como: Artistas, locos y criminales; Rebeldes, soñadores y fugitivos; Cuentos de los años felices y Piratas, fantasmas y dinosaurios.

En el prólogo de este último, editado en 1996, Soriano escribió: “Al armarlo como un rompecabezas me pregunto si este o aquel texto debe ir al comienzo o al final. Después, todo es bastante arbitrario y caótico: los cuentos se entremezclan con los homenajes, las evocaciones con los apuntes y las narraciones con las historias de fútbol. Así me gusta leerlos a mí y mientras los reviso y los corrijo pienso que son fragmentos de los instantes más felices de mi vida”.

 

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