A un año de su partida, la directora del Plan, Margarita Eggers Lan relata el día en que siendo una niña, conoció a la escritora y cómo ese episodio perdura en su memoria.
En su libro “Viajes y homenajes”, María Elena Walsh narra su visita a un pueblo en el que vivía una familia muy particular. Cuenta su asombro ante la multiplicidad de juegos y estrategias creativas para entretener a 7 niños en un campo, en el que todo parecía soberanamente divertido.
Esa era mi familia, y allí estaba yo el día en que María Elena entró a mi casa de Carlos Casares (pegado a Pehuajó, donde Manuelita inició su largo viaje). Con un guitarrista y una simpatía y humildad fuera de lo común, sobre todo para alguien tan grande como ella, hasta dio un recital en nuestro living para un nene al que su madre no le había permitido asistir al Cine Teatro Español a disfrutar del espectáculo.
Sentada bajo un árbol, conversando con mis padres en una hermosa tarde, la miraba nerviosa sin saber si acercarle o no el producto de mi desvelo: un libro de poemas totalmente ilustrado, al mejor estilo del Zoo Loco, creado en el inicio de mis 8 años. Cuando al fin me animé, mientras María Elena daba vuelta las páginas y leía mis versos, pensé que saltaría a la fama inmediatamente, me veía transitando los escenarios y firmando autógrafos a la salida de los teatros.
Ella terminó el libro y me miró. Sonrió, acarició mi cabeza y dijo: “Muy bien, seguí escribiendo mucho, que con el tiempo vas a lograr ser una gran escritora”. Esa decepción que me inundó, el calor que me quemó el rostro, el ritmo acelerado de mi corazón cuando recibí mi libro fueron el inicio de muchas reflexiones.
Muchos años más tarde, cuando volví a hablar con ella en el momento en que iniciamos las campañas de lectura y nos regaló su cuento “La sirena y el capitán” para distribuirlo en los comedores escolares, el afecto y el recuerdo de esa voz seguía intacto. No puedo más que agradecer cada día a la magia de María Elena por habernos dado su irreverencia, su alegría, su creatividad y un mundo para los chicos en el que sumergirse y empaparse de tantas ganas de vivir la infancia.