Plan Nacional de Lectura

La experiencia chilena en materia de bibliotecas escolares

Constanza Mekis coordinadora del Centro de Recursos para el Aprendizaje (CRA) del Ministerio de Educación de Chile, visitó nuestro país en el marco del Encuentro Iberoamericano de Bibliotecarios Escolares, que se realizó en septiembre. En un impás de la apretada agenda, nos contó sobre esta experiencia que lleva 20 años en el país vecino.



Constanza Mekis dice que no podría recomendar un libro porque tiene muchos amores, pero si recomienda leer todos los días, y al definir su trabajo frente al CRA, repite casi como un rezo apertura de mundo, apertura de mundo, apertura de mundo.

Salía recién de la universidad y le encargaron la tarea de desarrollar bibliotecas escolares en la comuna de  Providencia en Santiago de Chile. “Yo dije en un año levanto todo un proyecto con bibliotecas nuevas, pero me demoré diez años. Trabajé con maestros, fui a la sala de clase, trabajé adentro y fue maravilloso, porque fueron diez años construyendo las mejores bibliotecas en una comuna que tenía todo el dinero para hacerlo.

Ya en la etapa de cambio gubernamental, en la vuelta a la democracia me pidieron un proyecto sobre bibliotecas escolares para todo el país.

Se creó este proyecto con la participación del Banco Mundial y fui invitada a participar en el diseño. En ese momento puse este párrafo, ´el desarrollo de las bibliotecas escolares como centro de recursos para el aprendizaje, espacios gratos, abiertos, acogedores que integre una colección diversa, distintos medios, con un equipo profesional que lo lidere y entregando servicios de calidad para apoyar el aprendizaje, en tanto el currículum, pero también el mundo cultural que lleva cada uno de nuestros niños y jóvenes y que tengamos apertura a la comunidad, prestando servicios, aportes y trabajando de manera colaborativa´.

-¿De qué se trata esta idea integral de centro de recursos para el aprendizaje?

-Sabemos que tenemos nuevos lectores y ese nuevo lector no sólo va a estar interesado en leer en un medio como el clásico y tradicional libro, sino también leer a través del mundo virtual, leer a través de distintos sonidos, leer a través del mundo de la plástica, y entonces, en esta apertura de lecturas, de posibilidades de leer en tanto medio y estrategia es que nos abrimos a espacios muy diversos, de encuentro, de grandes posibilidades donde interactúan distintos medios.

Hoy día un joven puede ver una película y después la temática de la película lo acerca al mundo de los libros o al revés, es tan disímil y tan amplio que quisimos acoger esta apertura.

Hace 20 años pusimos este concepto de centro de recursos para el aprendizaje, para que la comunidad escolar estuviese cerca de los saberes, en un espacio acogedor, con un mediador que se ha ido profesionalizando en el campo pedagógico, para que pudiese dar rienda suelta al mundo cultural, abrirse, y esto ha sido fenomenal, porque desde el inicio nosotros no hemos tenido que cambiar el concepto, porque en el concepto centro de recursos para el aprendizaje, cabe todo un mundo que es el de hoy.

-¿Cómo llegan a esa denominación?

-Después de haber recorrido distintos lugares y ver como trataban en Europa el mundo de la cultura y la biblioteca escolar, también en Israel y en Estados Unidos. Fuimos a conocer distintos proyectos y nos dimos cuenta de que el concepto de centro de recursos para el aprendizaje era la novedad. Entonces, esta concepción nueva de esta apertura, queríamos poder adaptarla en nuestro país, para que hubiese sintonía con el maestro, porque queríamos acercarnos al corazón de ellos, que necesitaban ellos hoy día, y dimos creo que en el clavo, porque llegamos a responder a sus necesidades, y al responder a sus necesidades estábamos respondiendo también a las necesidades que ellos tienen con sus alumnos. Ha habido una sintonía con el corpus pedagógico, ese a sido el anclaje nuestro y nuestra continuidad, porque siempre los estamos mirando a ellos, que necesitan nuestros maestros. ¿necesitan libros en las aulas de clases?, allí vamos, el CRA va a las aulas de clases, ¿necesitan que nosotros hagamos un trabajo colaborativo entre el mediador del CRA y el profesor de ciencia?, ¿cómo lo hacemos?

¿Cómo proyectamos ese mundo cultural que los niños no tienen en sus casas?, la escuela tiene que marcar esa diferencia; y esa diferencia tiene que ser con libros de calidad, con recursos de calidad, con didácticas que motiven el aprendizaje. Si nosotros no motivamos a ese profesor y a ese alumno a generar un encuentro cultural, que los dignifique, que los motive, que los aliente, la cultura está como pasiva; entonces hay un centro activo que está anticipándose, que está viendo que es lo que hay en el horizonte y que a los niños les guste y les interese. Ahí está la capacidad de ese mediador, de traer eso que a los niños les interesa, que va a decir que es lo que es cultura, que es lo que es calidad en los materiales que presentan.

Y lo mejor también está en la apertura, va a haber materiales que no son de la mejor calidad, pero son estribos para acercar el mundo cultural.

-¿Cómo es la formación de este mediador dinámico?

-Con estrategias pedagógicas, con un corpus didáctico, que busca que ese mediador se transforme en un líder pedagógico dentro de la escuela. En esta formación, el punto uno es la colaboración, el punto dos es la planificación y el punto tres es la evaluación.

Cada proceso de trabajo tiene que combinar estos elementos para que realmente sea sustentable el buen uso del CRA.

Se trata de unir mundos, crear un puente entre lo necesario y lo obligatorio, frente a lo que va a despertar la curiosidad.

-Si tuvieras que elegir una escena para sintetizar lo mejor del CRA ¿cuál sería?

-El conversar con una chica que está cerca de la estantería abierta y que está eligiendo que libro leer; ha tomado dos libros en sus manos, te mira a los ojos, y te dice, estoy indecisa, ¿por cuál? Eso es una maravilla.

-¿Cómo ves el panorama de las bibliotecas escolares en particular y de las bibliotecas en general en Latinoamérica?

-Veo un despertar, veo que los países están dando una mirada a los proyectos que mejoran su aprendizaje. En ese sentido, Chile en los últimos resultados de PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos) fue el que lideró el campo del lenguaje, por cierto, estamos muy por debajo de la media internacional, pero estamos liderando en la región.

¿Y qué es lo que hemos hecho en Chile? Bueno, crear bibliotecas, especificar en el currículo la necesidad de proporcionar diversas lecturas; un niño se forma cuando tiene los hemisferios derecho y izquierdo en una comunicación constante, hay que darle el mundo de las estrellas, el mundo de la información, los mapas, el planetario, pero también la poesía dentro del mundo de las estrellas.

Una apertura de la ficción y la no ficción, el niño tiene que saber informarse del mundo real y de la irrealidad para construir mundo simbólico, para creer e imaginarse campos insospechados, tenemos que abrirle el mundo.

¿Cuáles crees son los aspectos más sobresalientes de este encuentro?

-El entusiasmo de la comunidad bibliotecaria argentina, me sorprende. Se nota ese entusiasmo, lo valoro y creo que es necesario darse cuenta, que ustedes como argentinos, tienen un corpus cultural inmenso, mayor en la región.

Creo que a ese cimiento lo tienen que ir asociando hacia un acercamiento a los maestros. Hay que acercarse a los maestros y trabajar de manera más conjunta.

 

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