Dibujos, palabras, imágenes y colores creando climas, todo un universo de comunicación. Leer historietas en las escuelas puede ser un terreno interesante a explorar. Aquí una aproximación al tema, junto al escritor Pablo de Santis que da su opinión sobre el tema y cuenta sus inicios en el mundo de la historieta.
“La historieta les enseña a los chicos esa sutil diferencia entre lo que se dice y lo que se ve y les muestra lo complejo de representar el tiempo”, dice el escritor Pablo de Santis, quien se vinculó muy joven con este mundo de significaciones entre las palabras y las imágenes, luego de ganar en 1984, un concurso de guión de la revista Fierro.
El dibujo como propuesta de juego, y motor para dar cuerpo a las ideas, es un recurso muy usado en los primeros años de escolaridad. Ilustrar una idea, un cuento o a la inversa, poner palabras a la imagen, son prácticas que aparecen en las escenas de los chicos que transitan sus primeros años en la escuela. Se presentan lecturas en distintos planos, tanto de palabras, de oraciones como también de imágenes.
Para De Santis, la tradición historietística argentina es muy rica, tanto en el humor como en al aventura y entonces cree que los chicos pueden entusiasmarse tanto con los clásicos del humor como con dibujantes de hoy. Sin embargo, agrega que a pesar de su aparente simplicidad, la historieta es un lenguaje complejo: “Por ejemplo, si observamos una historieta de humor, como Mafalda, vamos a ver que nuestra atención se concentra en un elemento por cuadrito, mientras que los elementos del fondo son casi invisibles; en una historieta de aventuras, en cambio, hay muchos otros elementos a los que prestar atención. Si aparece una selva el dibujante se preocupará por cada árbol, por cada rama, como en las páginas de José Luis Salinas, gran dibujante de aventuras”.
La historieta entonces, puede resultar un valioso recurso educativo, en tanto vaya un poco más allá de incentivar sólo su lectura y estimule al lector a explorar otros tipos de lecturas, porque sobre todo, las historietas despliegan historias. Son así, una valiosa herramienta para llegar a otras literaturas.
Sobre este tema, el estudioso Jaime Correa de la Universidad Javeriana de Colombia, sostiene que el cómic sirve como puente entre la lectura tradicional y la lectura de imágenes, pero cree que poner el cómic al alcance de los niños no alcanza para que se transformen en buenos lectores. Hace falta aquí, como en otros temas vinculados con la lectura en la escuela, el acompañamiento de los adultos; se vuelve central el papel del docente como mediador, para arribar a las narraciones en general y en particular, a las que conllevan además de textos, imágenes con secuencias.
“Este género es muy interesante para acercar a los niños y niñas a la lectura, ya que su identidad gráfica provoca una aproximación directa e inmediata, de poderosa atracción a partir de su pluralidad y heterogeneidad”. Como señala el escritor y ensayista Oscar Masotta, recogido en el trabajo Buenos libros para leer, buenos días para crecer, del Plan Nacional de Lectura, “la historieta es literatura dibujada”*.
* El material completo se encuentra disponible en el sitio del Plan, en el área “Recursos Pedagógicos” y se presentan reflexiones y propuestas creativas para los docentes sobre la lectura y la literatura en la escuela primaria en general y las posibilidades que ofrecen los distintos géneros literarios, en particular, entre ellos, la lectura de historieta.
El universo actual de la historieta infantil
El nombre varía según el lugar, en Brasil se lo conoce como “cuadrinhos”, en Italia como “fumetti”, en España “tebeos”, en Japón “manga” y en los países angloparlantes se lo denomina “comics”, por su vinculación con el humor y los chistes. En nuestro país se lo conoce como cómic o historieta.
Algunos le llaman el noveno arte, pero aún así, en Latinoamérica es un género que ha considerado de segunda o sub-literatura, a diferencia de lo que ocurre en otros países como Francia, Japón, España o Estados Unidos, donde el cómic ha jugado siempre un papel importante en las industrias editoriales y ha tenido un lugar central en las librerías, las bibliotecas públicas y escolares. Incluso en Japón, el manga se usa para distintos fines recreativos y educativos, como por ejemplo, en campañas para prevenir el consumo de drogas.
En nuestro país, el Movimiento Banda Dibujada, integrado por dibujantes y docentes, busca que la historieta tenga “reconocimiento y promoción como literatura y como valioso material de lectura para niños y jóvenes”. Creen que la historieta infantil puede contribuir a la formación lectora de niños y jóvenes y por lo tanto es imprescindible que ingrese a las aulas y bibliotecas de las escuelas, desde el nivel inicial hasta el nivel medio, pero sostienen que aún las editoriales y algunos sectores de la crítica, le niegan a este género su condición de expresión literaria genuina.
Es así, que sus impulsores: Chanti –historietista-; César Da Col –dibujante-; Junior –historietista-; Fabián Mezquita –dibujante-; Adrián Montini –historietista e ilustrador-; Juan Sáenz Valiente –historietista-; Roberto Sotelo -docente, bibliotecario-; lanzaron un Manifiesto, que contó con muchos adherentes, donde ponen el eje en esta problemática, sostienen que el mejor formato para las historietas es el libro y reivindican la lectura, la edición, el rescate y la creación de obras de Historieta para niños.
El manifiesto completo se puede leer en: bandadibujada.blogspot.com y entre otros aspectos sostienen: “invitamos a los docentes y educadores a fomentar la lectura de la Historieta en el aula; les pedimos que se sumen a nuestro reclamo a las editoriales por la edición de Historietas creadas por nuevos valores y la reedición de los clásicos, que hoy son inaccesibles”.
Al fin y al cabo se trata de buenas historias
“Creemos estar en la línea de la historieta buena, entendiendo por buena la historieta fuerte, la historieta que sabe ser a la vez recia y alegre, violenta y humana, la historieta que agarra con recursos limpios, de buena ley, la historieta que sorprende al lector porque es nueva, porque es original, porque es moderna, de hoy, de mañana si hace al caso”, decía Héctor Germán Oesterheld, uno de los grandes maestros que tuvo este género.
Y si bien está frase responde a otra época, en un momento donde Oesterheld reivindicaba las buenas historias, en desmedro de la gran cantidad de historietas malas que existían, también decía: “ellas no invalidan las historietas buenas. Al contrario, por comparación, sirven para exaltarlas aún más”, nos habilita para hablar de los tiempos actuales, donde, con seguridad, muchos autores han tomado ese legado de crear historietas que sorprendan al lector, con historias nuevas, originales, modernas, de hoy y de mañana también.
¿Qué autores andan circulando por el mundo infantil y juvenil de la historieta? ¿De qué hablan sus historias? ¿Es posible hablar de historieta infantil y juvenil?
De Santis, quien fue jefe de redacción de la revista Fierro y dirigió la colección Enedé para Colihue, que reunía clásicos argentinos en este género, considera que la historieta siempre ha sido materia “para todo público” y agrega: “al menos hasta los sesenta, cuando empezó a publicarse una historieta específicamente para adultos. Se perdió el gusto por la aventura y la historieta se asomó a la violencia, a la política, al sexo. Perdió así, un poco su alma también. Pero las grandes historietas como Tintin, Asterix o, en Argentina, Mort Cinder o Sherlock Time, pueden ser leídas por niños y adultos”.
En el ámbito de la historieta, De Santis es autor de El hipnotizador, junto a Juan Sáenz Valiente, de ensayos sobre el género, como La Argentina ilustrada-política e historieta en los 80, Rico tipo y las chicas de Divito, y La historieta en la edad de la razón. Además, publicó junto a Max Cachimba, el álbum Rompecabezas, que llega a las escuelas primarias de todo el país a través del Ministerio de Educación de la Nación.
Al momento de observar la producción de historietas para niños dice: “Me gustan mucho las cosas de Liniers, que si bien no son ‘para niños’, atraen mucho a los chicos. Pero si pienso en historietas para niños me vienen a la cabeza cosas del pasado. Recuerdo una gran historieta que me encantaba que hacía Diego Bianchi para Billiken, hace muchos años: El detective Fracazo y también me parecían alucinantes las historietas de Alcatena para Anteojito”.
Con una rápida mirada, podemos destacar algunos títulos que se han publicado en este último tiempo: Mayor y Menor 1, 2, 3 y 4 del mendocino Chanti; Batu 1, 2, 3 y 4 de Tute; El perro de la esquina y Elías y el perro de la esquina, de Leo Arieas, Torni Yo, de Trillo, Maicas y Sala, Macanudo de Liniers; Boris el virus de Jorh; Alina y Aroldo de Max Aguirre, Glippy y sus amigos de Junior; Escuela de Monstruos de El Bruno; Después de clases de Emiliano Migliardi, entre muchos otros.
En muchos casos y quizás como el rasgo que distingue a la buena literatura, las historias atraviesan las distintas edades y salen victoriosas. Son historias que leen los niños, pero no solamente. Los temas universales, como la amistad, las relaciones familiares, el amor, las preguntas existenciales se dibujan, se colorean y se escriben en esas páginas.
Se crean climas con colores, se usan guiños y se abordan distintos ejes temáticos: humor, aventuras, terror, entre tantos otros, que son permeables en la historieta.
- Pueblos Originarios en voz alta
- Libros como puentes