Lo urbano y lo rural. La crónica, la novela, el microrrelato; los nuevos modos de leer Latinoamérica y de escribir literatura. Estos, entre otros, fueron los temas que nutrieron el encuentro de escritores de la región que se llevó a cabo en la Feria del Libro. Un diálogo abierto en búsqueda de la ficción latinoamericana.
Hay quienes señalan que la realidad puede cifrarse en términos de lectura, como una operación que realizamos sobre lo que nos rodea para intentar darle un sentido y hacerlo inteligible. Siguiendo ese rastro, compartimos algunos fragmentos del intercambio que protagonizaron el puertorriqueño Edgardo Rodríguez Juliá, el brasileño Luiz Ruffato, la argentina Fernanda García Lao y el chileno Marcelo Mellado, en el marco del ciclo “Diálogo latinoamericano”, una propuesta que se concreta por segunda vez en la Feria del Libro de Buenos Aires e invita a reflexionar en torno de la “literatura latinoamericana”, desde la mirada de sus autores.
Lecturas (y escrituras) sobre Latinoamérica
¿Hay una identidad latinoamericana en nuestra literatura actual? ¿Qué la define? ¿Cuál es su imaginario cultural? ¿Dónde habita? ¿Sobrevive a las grandes sombras de Borges, García Márquez, Fuentes o Neruda?
“La literatura de Latinoamérica está a medio camino entre el campo y la ciudad. Se mueve en una geografía urbana, sí, pero casi siempre rodeada de ruralía y marginalidad. Los escritores del boom ya vieron este fenómeno pero lo narraron de una forma más metafórica. Ahora, en cambio, la ambición pasa principalmente por la veracidad”, aseguró Rodríguez Juliá, autor de novelas y de numerosas crónicas publicadas en el diario “El Reportero” de Puerto Rico.
García Lao, autora de las novelas “Muerta de hambre”, “La perfecta otra cosa” y el libro de cuentos “Cómo usar un cuchillo”, reflexionó acerca de los géneros y de las particularidades implican. “Escribir un género determinado supone un deseo personal y ese deseo impone un recorrido. En mi caso, cuando elijo el microrrelato, sé que me obligo a la profundidad y a la tijera. En contraposición al modelo de novela del siglo XIX, hoy hay una gran libertad de géneros que se condice con la realidad que vivimos, tan fragmentada”.
El brasileño, autor de la premiada novela “Ellos eran muchos caballos”, un libro en el que toman cuerpo las decenas de voces que coexisten en las calles de San Pablo, también identificó el impacto de lo fragmentario y paralelo en los modos de escribir. “La novela del siglo XIX trabajaba con un tiempo sucesivo, mientras que hoy hay tiempos simultáneos. En aquella época, el espacio era amplio, hoy hablamos de lugares acotados. La literatura es el espejo de la sociedad y se mueve como tal, en medio de la voracidad del capitalismo”, completó Ruffato.
“En lo personal, yo utilicé el género de novela para describir un pueblo muy pequeño. Creo que el foco de la discusión no debería estar tanto en el tamaño de un texto sino en función de lo que queremos contar. A mí, más que las grandes ciudades, me gustan las historias municipales, comunitarias, esa clase de historias me inspiran”, relató Mellado, autor de la novela “Ciudadanos de Baja Intensidad” que obtuvo el premio de la crítica a la mejor obra publicada en Chile en 2008.
Historias mínimas
Con la impronta urbana como marca y ante la impersonalidad de las grandes urbes, se abre paso la mirada sobre el detalle. “Veo a la ciudad como una gran cáscara, no me interesa contarla en su extensión. Al contrario, me interesa el monoambiente y quien vive ahí”, señaló la argentina García Lao.
“En los 60 y 70, las ficciones eran enormes y totalizadoras; al estilo de García Márquez o Carlos Fuentes. Ahora en cambio, en este momento de tanta dispersión, la elocuencia está en los detalles que vemos en nuestras calles”, propuso el puertorriqueño Rodríguez Juliá.
Ruffato reflexionó en el mismo sentido. “En los últimos 50 años, Brasil pasó de ser un país predominantemente rural a transformarse en un conglomerado urbano. Por eso, me interesa contar el viaje del hombre que sale de su casa y toma el transporte público para ir a trabajar. Ahí está la épica actual”.
Entre lo propio y lo ajeno, lo tradicional y lo nuevo se dieron estas conversaciones, que se extendieron a lo largo de distintos días y que incluyeron las voces de otros escritores como Juan Villoro (México), Carlos Wynter (Panamá) y Mónica Bustos (Paraguay), entre otros. Con el objetivo de incentivar nuevas lecturas, que alimenten la imaginación de sus lectores y brinden o intenten algunas respuestas a los grandes dilemas que atraviesa a la región.
- Al gran pueblo argentino, ¡salud!
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