En esta semana, en que celebramos el Día del Libro y el Día del Escritor, lo haremos en el marco del aniversario de la novela de Julio Cortázar, una obra fundamental de la literatura argentina y latinoamericana. Una multiplicidad de caminos, que invita al lector a formar parte de un recorrido poético al definir su propia travesía.
Julio Cortázar comenzó a escribir "Rayuela" en 1958. En junio de 1963, se publicó su primera edición, que en un principio, desató la controversia y la confrontación de la crítica literaria, desconcertada por la estructura particular de la novela.
Con un total de 155 capítulos, la obra ofrecía distintas propuestas de lectura: la más tradicional, que empieza por la primera página y continua el texto hasta llegar al capítulo 56; o bien según el Tablero de dirección que proponía una alternativa distinta, saltando y alternando capítulos. A esas dos opciones, se suma una tercera: “el orden que el lector desee”.
Al respecto, Cortázar dijo en una entrevista en los 60: “A mí se me ocurrió, y sé muy bien que era una cosa muy difícil, un texto donde el lector, en lugar de leer consecutivamente una novela, tuviera opciones, lo cual lo situaría ya casi en pie de igualdad con el autor, porque él también había tomado diferentes opciones al escribir el libro”.
"Rayuela" ha sido una de las piezas claves del boom latinoamericano y su vigencia se ha extendido hasta el presente, leída por diferentes generaciones de lectores que la han convertido en una obra fundamental. ¿Qué hace a esta obra tan fascinante? Experimentación sonora y sintáctica, un abanico de posibilidades de lecturas, interpelación constante al lector y una sutil postura contracultural, que hicieron de los vaivenes amorosos de Oliveira y La Maga, un clásico literario.
Se cuenta que Cortázar tenía pensado titular al libro “Mandala” en referencia al símbolo budista que representa un espacio sagrado. Sin embargo, titularlo de esa manera le sonaba pretencioso y decidió llamarlo Rayuela, el juego de niños en el que es fácil alcanzar "el Cielo"; esa quimera autoimpuesta de Oliveira de buscar siempre algo aunque no está seguro qué es.
“Si no hay una voluntad de lenguaje en una novela en América Latina, para mí esa novela no existe. Yo creo que la hay en Cortázar, que es casi un Bolívar de la literatura latinoamericana. Es un hombre que nos ha liberado, que nos ha dicho que se puede hacer todo”, consideró Carlos Fuentes. “Prosa hecha de aire, sin peso ni cuerpo, pero que sopla con ímpetu y levanta en nuestras mentes bandadas de imágenes y visiones, vaso comunicante entre los ritmos callejeros de la ciudad y el soliloquio del poeta”, opinó Octavio Paz.
Cuando le preguntaron a Cortázar, que representaba Rayuela para él, respondió: “de alguna manera, la experiencia de toda una vida y la tentativa de llevarla a la escritura".
- CONCURSO NACIONAL DE CUENTOS PARA CHICOS Y CHICAS
- “JULIO CORTÁZAR NOS PERTENECE”