Siete recomendaciones para ser escritor, según el gran Roald Dahl. Imaginación, ¡claro que sí! pero también algunas cosas más.
En la escritura hay un elemento físico, dice el escritor japonés Haruki Murakami: “Necesito fuerza porque tengo que abrir la puerta. Todos los días voy a mi escritorio, me siento y prendo la computadora. En ese momento tengo que abrir la puerta. Es una puerta grande, pesada. Hay que entrar a la Otra Habitación. En términos metafóricos, claro. Y hay que volver a este lado de la habitación. Y hay que cerrar la puerta. Hace falta fuerza física, literalmente, para abrir y cerrar la puerta”.
Escribir involucra a todo el cuerpo. Es un movimiento, es creación. Y también puede ser juego. La escritora argentina, Griselda Gambaro, autora de libros para niños y también para adultos, en una carta, al final de su libro Gran Nariz y el rey de los seiscientos nombres, les confiesa a los chicos que lo que más le gusta es escribir historias: “Inventar historias –escribirlas- es inventar un juego, y cuando ustedes las leen juegan conmigo”.
Por su parte, el reconocido escritor británico, Roald Dahl, autor de Charlie y la fábrica de chocolates, Cuentos en versos para niños perversos, El dedo mágico, Matilda, Las brujas, entre otros, en 1980, al ser consultado por un periódico, postuló siete recomendaciones a los escritores:
1) Se debe poseer una viva imaginación.
2) Se debe ser capaz de escribir bien. Quiero decir, que uno debe ser capaz de hacer vivir una escena en la cabeza del lector. Todo el mundo no puede hacerlo. Es un don: se tiene o no se tiene; es así.
3) Se debe tener energía. En otros términos, uno debe ser capaz de atarse a lo que hace y no abandonarlo jamás, hora tras hora, día tras día, semana tras semana, mes tras mes.
4) Se debe ser perfeccionista. Ello significa que uno jamás debe sentirse satisfecho de lo que ha escrito hasta que no lo haya reescrito una y otra vez, con el objeto de que quede lo mejor posible.
5) Se debe tener una sólida autodisciplina. Uno trabaja solo, no tiene jefe. Ninguna de las personas que están alrededor le dirán a uno qué sucedería si no regresara al trabajo.
6) Si tiene cierto sentido del humor, ello ayuda mucho. Esto no es esencial si uno escribe para adultos, pero para los niños es imprescindible.
7) Se debe tener una dosis de humildad. El autor que piensa que su trabajo es extraordinario, está abocado a grandes decepciones.
- Los ogros no pasan de moda
- Las lecturas y sus ecos de libertad