En marzo próximo se celebrarán los 100 años del nacimiento de este gran escritor mexicano que, en verdad, huía de las cronologías para refugiarse en el tiempo intrínseco de la poesía.
"La poesía cambia con el tiempo pero sólo, como el tiempo mismo, para volver al punto de partida", escribió Octavio Paz en el prólogo de "El fuego de cada día", un libro de poemas que el propio autor seleccionó entre sus escritos de 1935 a 1989.
Para estas fechas de su aniversario (Paz nació el 31 de marzo de 1914) en que la literatura española rinde tributo a sus palabras, tomamos los dichos del escritor Juan Villoro en el homenaje que hace pocos días – el 29 de enero- le rindió el Instituto Cervantes en Madrid.
Justamente en esta ocasión, Villoro precisó: "Paz no creía en la cronología. Creía en el tiempo como un misterio esotérico, como los aztecas. Para él, la poesía era un instante de sacralidad fuera del tiempo que representa el hoy y un guiño hacia la eternidad".
Elegimos entonces, para recordarlo, un texto suyo ajeno al tiempo cronológico. Un poema que dedicó a la argentina Silvina Ocampo y que tituló "Arcos":
¿Quién canta en las orillas del papel?
Inclinado, de pechos sobre el río
de imágenes, me veo, lento y solo,
de mí mismo alejarme: letras puras,
constelación de signos, incisiones
en la carne del tiempo, ¡oh escritura,
raya en el agua!
Voy entre verdores
enlazados, voy entre transparencias,
río que se desliza y no transcurre;
me alejo de mí mismo, me detengo
sin detenerme en una orilla y sigo,
río abajo, entre arcos de enlazadas
imágenes, el río pensativo.
Sigo, me espero allá, voy a mi encuentro,
río feliz que enlaza y desenlaza
un momento de sol entre dos álamos,
en la pulida piedra se demora,
y se desprende de sí mismo y sigue,
río abajo, al encuentro de sí mismo.
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