El especialista Pablo Medina nos ayuda a recordar el momento en que aparecen los Cuentos de Polidoro, a Boris Spivacow y a pensar en la importancia de esta nueva edición.
La aparición del Centro Editor de América Latina es Boris Spivacow, el viene pasando por una serie de experiencias muy importantes, arranca con editorial Abril, luego crea Eudeba, más tarde el CEAL y empieza así con las ediciones populares.
La visión de Boris era que el libro llegue al pueblo, que el pueblo sea quien reciba esa gran ofrenda de la inteligencia que es el libro y todas las variantes posibles.
Allí participó Beatriz Ferro que era una gran cabeza en ese proyecto. Polidoro contó con grandes autores, con una mirada y una visión historiográfica de la historia de la cultura de la infancia muy rica y fue pionero en América Latina, fue una ruptura total.
Boris hizo con el Centro Editor una experiencia única en América Latina.
Lo que realizó fue significativo porque miró todo el espectro de la producción: los intelectuales, los pensadores, los estudiosos, los docentes en todos los niveles, la familia y los niños y ahí es cuando aparecen estos Cuentos de Polidoro, donde toma a los mejores ilustradores y escritores, aparece Beatriz Ferro, Amanda Toubes ilustradores como Hermenegildo Sabat, Ayax Barnes, Napoleón, Amalia Cernadas, entre otros.
Yo creo que ponían el alma en las cosas que hacían por los niños.
Y en ese sentido creo también que Polidoro representó un respeto a la necesidad de crecer del niño con una buena literatura, una literatura adulta, escrita por adultos, por maestros de la lengua e ilustrados por ilustradores de mucha repercusión en el ámbito, no solo de la ilustración sino también del diseño, esa práctica creativa permitió que los niños se apropiaran de los libros.
Polidoro tuvo distintos momentos, empezaron con los fascículos y se esperaban en los kioscos fervientemente, pero después cuando Boris veía que eso caía empezó con los distintos tomos como por ejemplo El mundo de los cuentacuentos, en distintos formatos, con distintas tapas y también sacó para vender a crédito, casi no estaban en las librerías, circulaban de manera más masiva a través de los kioscos y a través de los vendedores.
Lo que me parece importante es que detrás de estas ediciones había gente que pensaba mucho en la infancia, la infancia era parte total y absoluta de la historia del país.
Cuando se piensa la presencia de la infancia a partir de la producción cultural, se entiende que el libro siempre fue un elemento de vanguardia. Por eso me parece que recuperar Polidoro es recuperar un gran momento de la Argentina, de la literatura en general, porque no se puede hablar de la literatura infantil minimizando, es la literatura, donde está la palabra, el texto, la imagen y donde está lo que para el niño es vital, que es la construcción del momento que tiene que ver con nuestra historia, ya sea proveniente del folclore, o de los cuentos clásicos, tradicionales.
Estas colecciones tuvieron un gran respeto por la infancia, un gran respeto a la necesidad de que el niño crezca con una buena literatura, como si fuera un buen alimento, el mejor alimento.
Estos libros son libros inteligentes para niños inteligentes. Haber buscado esta colección es acertada, no solo como homenaje a Boris Spivacow que fue un genial creador de literatura popular, sino que a su vez es recuperar el proceso histórico de aquellos militantes, insertos en una Argentina en transformación.