De la mano de Mariana Díaz recordamos a su papá, Oscar “el negro” Díaz, el director de arte del Centro Editor de América Latina.
“Mirala hasta que te guste” dicen que era una frase que solía decir Oscar “el negro” Díaz y su hija cree que es una frase que va muy bien con su padre: “la idea de que la familiaridad se hace poniendo el cuerpo, con la cercanía, el ejercicio de la mirada, la práctica, la permanencia da la posibilidad de que aparezca otra cosa”.
Los Cuentos de Polidoro permanecen en el recuerdo de sus lectores y todos sostienen que la colección fue un “quiebre” para la época. En cuatro ejes, Mariana Díaz recuerda a su papá y el trabajo de aquellos años:
*Los Polidoro salen el año en que yo nací, hay entonces un recuerdo personal de esos cuentos que tiene que ver con la propia lectura, que era alucinante, que tenía un mundo totalmente novedoso y muy distinto a muchas otras lecturas; pero también tengo un recuerdo vinculado a mi papá, “eso” era lo que hacía mi papá.
Concretamente en los Polidoro, mi papá trabajaba con Beatriz Ferro que era la directora de la colección y con Boris Spivacow. Lo que nos contó Beatriz Ferro en 2011 que la vimos a cuento de esta edición homenaje que empezaba a gestarse, es que ella y mi papá habían estado pensando una colección de estas características desde que trabajaban en la editorial Abril, allí se habían conocido los tres. Recién pudieron concretarla en el CEAL y es una de las primeras colecciones del centro.
*Mi papá fue el director de arte del Centro de Edición de América Latina desde su fundación hasta que se cerró, los primeros veinte años fueron de una actividad diaria tremenda: era el diseñador, el diagramador y el tapista; después, en un momento empieza a estar más esporádicamente, coordinando al equipo de diseñadores y diagramadores.
*Creo que se lanzaron a una colección de literatura infantil porque Beatriz Ferro estaba muy abocada a eso y porque a Boris Spivacow y a mi papá les interesaba mucho.
También creo que había una mirada política al lanzar una colección infantil y de esas características; los Polidoro fueron una ruptura de lo que se venía haciendo.
Para mi una de las grandes innovaciones de los Polidoro es que convocaron a artistas plásticos a ilustrar las adaptaciones que se publicaban. Así aparecen unas imágenes que resultan muy novedosas para la época y creo que aún hoy siguen siendo conmovedoras, eran obras de arte, muy desprejuiciadas, muy sueltas respecto de lo que se venía viendo. Mi papá muchas veces decía “para que este texto se revele hay que buscar a fulano de tal” en relación al ilustrador o al plástico.
En este sentido había por un lado, duplas fértiles de trabajo, en donde les parecía que tal artista podía potenciar el texto, incluso hace poco me enteré que en los Polidoro hicieron por primera vez la cuestión a la inversa, una vez que estaban planteadas las imágenes, se armaba el texto, eso también era novedoso en esa época.
*Lo que decía mi papá, ya en los 90, pese a que los Polidoro fueron muy conocidos, no habían tenido el éxito que esperaban, porque se les había resistido la maestra de la escuela que seguía muy aferrada al libro tradicional.
Por eso cuando me enteré de que el Plan Nacional de Lectura pensaba hacer una colección gratuita y de llegada a todos los jardines y escuelas públicas del país, me pareció brillante, siento que de esta manera se cierra el círculo y que seguramente la maestra ahora se va a poder aliar y lo va a poder trabajar y disfrutar con los chicos.