El 21 de marzo se celebra el Día Mundial de la Poesía, proclamado por la UNESCO en la 30ª reunión, celebrada en París en 1999.
La fecha fue establecida con el propósito de reconocer y dar impulso a los movimientos poéticos nacionales, regionales e internacionales, y promocionar la diversidad de las lenguas, con la idea de que la literatura es parte constitutiva de la subjetividad humana.
“La condición de los poetas es frágil, no encuentran abrigo en su obra, cada momento de esa obra cuestiona los demás y entonces nada sostiene a quien no tiene otro sostén que el acto de escribir. Y, sin embargo, la poesía continúa. La poesía está cargada de más vida. Un poema sin ojos no puede cruzar la calle.
El trabajo de la poesía es dar forma al vacío para que éste sea posible. El porvenir de la poesía es la palabra liberada del lenguaje. El viaje hacia el poema es más importante que el poema. La poesía es patria de los espacios negros y mira la calandria que sale volando de los ojos de un niño porque él la quiso ver. No hay necesidad de defender a la poesía frente o contra la realidad: la poesía devela la realidad velándola”, decía Juan Gelman en noviembre del 2000, al recibir el Premio Juan Rulfo de Literatura Latinoamericana y del Caribe.
En el Día Mundial de la Poesía, celebramos la poesía, las palabras y la circulación de ellas por las escuelas, los jardines, las universidades, las calles, las casas, los trenes….celebramos la poesía que es una manera de celebrar la vida.
La poesía (II)
La poesía es más y es menos que algo
en cierta edad se nutre de los árboles
o se lava en la lluvia y en el río
en otros tiempos lleva a la vergüenza
todo un escándalo de sentimientos
hay poesía que entra por los ojos
como el vuelo tribal de las cigüeñas
y también en los surcos de las manos
cuando acarician otra piel deseada
la poesía trae en su mochila
congojas de hace mucho y de hace un rato
el goce de pisar una baldosa
con su cuadrado de melancolías
y en ocasiones gajos de fantasmas
trepadores como una enredadera
la poesía evoca sin prejuicios
los limpios arrabales de la muerte
y nos da a veces poemas y canciones
que siempre albergaremos en el alma.
Mario Benedetti en Adioses y Bienvenidas
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